Reflexionar en Educación suele
ser complejo, cada vez que llegamos a
una conclusión suele ser poco optimista, con los recuerdos del pasado saliendo
a flote cada vez que es posible (por aquellos que miran el pasado con anhelo) “antes
trabajar en educación era “mejor” los alumnos escuchaban atentamente al
profesor y no se gesticulaba sin que
éste diera su aprobación”, hoy escuchamos a diario lo difícil que es entrar a
un aula de clase y someterse a los cuestionamiento del ¿por qué? ¿para qué?
¿cuál es la finalidad?, estás
interrogantes que a diario nuestros estudiantes nos manifiestan pueden
causar un desequilibrio en el pensar de
docente, el cual no encuentra en su curriculum lo solicitado por el alumno, aquel
que no va más allá de lo solicitado ministerialmente, pero ¿cómo?... ¡esto no viene en el programa!.
Tal vez aún no nos hemos dado cuenta, o tal vez es mejor ignorarlo, que nuestra
sociedad está cambiando, atrás a quedado la enseñanza basada en el conductismo,
donde la mecánica generaba los resultados que con sus respectivas evaluaciones
solían ser excepcionales, hoy nuestras escuelas se basan en el constructivismo
(un cambio no sencillo de enfrentar) donde se busca el constante desarrollo de
lo sociocognitivo en nuestros niños (nuestra futura sociedad) pero mi pregunta es ¿realmente estamos enfocados en estimular lo
sociocognitivo o sólo seguimos trabajando en el conductismo maquillado con los
nuevos planteamientos de desarrollo de
habilidades gentilmente aportadas en el curriculum?, es aquí donde
“Aprender a aprender” de Martiniano Román, me hace eco cuando señala que
estamos viviendo en apogeo la “sociedad
del conocimiento”, donde enfatiza que “en una sociedad tan compleja como la
actual, estamos instalados en la complejidad, y el problema fundamental es
saber manejar la misma”(pág.29). Entonces, ¿cuántos de nosotros
estamos preparados para esta complejidad, para ser mediadores en el
conocimiento de los alumnos no sólo del saber de la información, sino del
proceder, del actuar, del reflexionar a
partir de la síntesis, del análisis?
Podemos seguir siendo un aporte
en educación enseñando a resolver problemas matemáticos (importantes por
supuesto cuando estos se trasforman en un conocimiento significante, con
sentido para aquel que se apropia de él, como una necesidad cotidiana) a
memorizar fechas o citas que suele quedar guardadas por siempre en nuestros
recuerdos; o ser, o intentar ser, docentes que aprenden, creadores de nuestros
propios aprendizajes, para extrapolar este ímpetu de conocimiento a los niños,
jóvenes e incluso a nuestros pares el potencial del aprendizaje permanente con
una visión en común una nueva cultura y un nuevo paradigma educacional.
Primeramente y a nivel personal quiero magnificar la iniciativa de este blog, sobretodo porque nos encontramos con una discusión bastante interesante sobre las metodologías actuales de enseñanza, el cual es un tema muy en boga actualmente y tiene méritos propios para ser llamativo.
ResponderEliminarEn cuanto al tema directo de la referencia del texto “Aprender a Aprender” de Martiniano Román para evaluar el trabajo que se imparte en las aulas, es muy acertado; No solo porque actualmente el modelo que se emplea en nuestro país mediante el uso de currículo para un docente no está dando resultado, sino que también por el desperdicio mismo de los recursos que los nuevos tiempos nos están ofreciendo para mejorar esta situación.
Un profesional integral de la educación no puede delimitarse a lo que un sistema implantado le propone hacer, mucho menos si se enfrenta a disyuntivas que cuestionan la asertividad que tiene éste y el programa mismo con el aprendizaje esperado. Al menos esto es lo que se esperaría en los tiempos actuales.
Entonces, ¿Cómo lograr cambiar eficientemente el modus operandi? Bueno, esta es una pregunta digna de recordar. Pero entendiendo la reflexión sobre el cambio que aquí se discute podemos tratar de responderla. Para empezar, no se puede dejar de lado la compleja transformación que está sufriendo nuestra sociedad misma hoy en día, lo cual nos afecta directamente en nuestra organización, nuestro trabajo, nuestras relaciones unilaterales y sobre todo la manera en la cual aprendemos. Todo esto provoca una proyección en la escuela y en cada uno de los que la forman como tal, la adaptación a los nuevos cambios es la clave.
Ahora es donde entra en juego el desarrollo real del sociocognitivo de Vygotsky, “La cultura es el factor primordial para el aprendizaje” para formar primero debemos saber a qué nos enfrentamos; la adaptación intelectual de cada individuo pensando en la cultura en que se encuentra inmerso, eso no es algo que los planes y programas actuales nos prevean.
En definitiva el camino actual no es el correcto, el enfoque del conductivismo facilita la tarea, pero no ofrece mejores resultados. Claro todo esto es simplemente una opinión personal, la transformación en el currículo educacional de nuestro país es un proceso largo pero cabe dejar en claro que parte desde cada uno de nuestros docentes, en nuestras aulas y en nuestros hogares, es tarea de la sociedad en general, de nuestra cultura.